Miden entre 40 a 140 cm de longitud, según sea la especie. Lo más frecuente es
que los ejemplares adultos midan más de 80 cm. En esta medición se cuenta
su alargada cola que tiene por sí sola una longitud equiparable a la del resto
del cuerpo. Poseen extremidades cortas concluidas en fuertes uñas que les
permiten horadar suelos de tierra bastante duros, hocico alargado y puntiagudo
que les facilita la obtención de alimento y también le permite obtener un
sentido del olfato muy desarrollado, ojos relativamente grandes y orejas
cortas.
Existe
un leve dimorfismo sexual que hace que la hembra sea más pequeña, por lo
general mide y pesa la mitad que el macho. El coatí presenta una cabeza con
forma triangular y alargada, extremidades cortas que terminan en cinco potentes
garras en cada una.
Cuando
el coatí es joven su coloración se vuelve más oscura que la que tendrá ya en la
edad adulta. La coloración de su pelaje corto y denso puede ser de varios
tonos, los más comunes son pardos, marrones, grises, rojizos y negros, mientras
que, en el parte del abdomen, es de color blanco o anaranjado en algunos
ejemplares.
El coatí de nariz blanca recibe su nombre precisamente por presentar ese color en
su hocico, mientras que el de cola anillada tiene anillos oscuros en su cola.
Siendo estas algunas de las particularidades que diferencian a una especie de
la otra, además del peso y del tamaño.
Asimismo,
estos animales son excelentes trepadores, son capaces de subir a los arboles
con una velocidad asombrosa y moverse por las ramas de forma muy habilidosa. En
esta tarea les es muy útil su cola que es lo suficientemente fuerte como para
poder sujetarse con ella, aunque es sabido que también la usan para mantener el
equilibrio mientras transcurren de la rama de un árbol a otro.
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